domingo, agosto 23, 2009

Reflexión “Póstuma” sobre La Puya

Aclaración principal: Camilo Andrés Fajardo Moncayo esta vivo y saludable.
Aclaración secundaría: No estamos de pelea con él, es más, esta reflexión es un homenaje a ese personaje fantástico con el que compartimos toda nuestra niñez, adolescencia y adultez primera, ese personaje singular que dejo de existir hace varios años, pero que finalmente aceptamos dejar de buscar y esperar que regresara.Hace dos noches defenzor y varios de sus amigos del colegio se reunieron para jugar un partido amistoso de futbol 5. Toda lo acontecido estará registrado en el blog adelante el talento, atrás la pierna fuerte. Allí se hizo presente el que hasta hoy defenzor había llamado La Puya, pero por mas que se le pidió, no quiso jugar.

A partir de lo sucedido esa noche, defenzor y yo (defenzor) nos permitimos hacer una pequeña reflexión acerca del abandono que La Puya nos hizo y al propio cuerpo de nuestro gran amigo:

La Puya fue denominado de esa forma por allá a finales de la década pasada, sin embargo, ese apodo sería la síntesis de muchos más formulados desde segundo de primaria, todos por diferentes y suculentos motivos. Es evidente que durante la vida escolar fue que se construyó este personaje; a partir de fabulosas anécdotas, irreales comportamientos y una mente ágil en las ciencias matemáticas, un descuido personal propio de los genios, nosotros sus amigos, los de su barrio, su familia, sus propios problemas personales, una inocencia reflejada en el modo de ver la vida y el descenso en su talento futbolístico que lo llevo de ser el portador de la remera # 10 al delantero que erraba goles como si fueran planchas de dibujo técnico.
Estas particulares características, hacían de La Puya nuestro personaje de ficción favorito, un icono, estábamos orgullosos de ser su amigo (siempre me imagine contándole a mis nietos que yo tenía un amigo en el colegio capaz de hacer las mas graciosas y aterrizadas locuras), era nuestro respaldo incondicional en bestialidades, estupideces e ideas desafortunadas, proyectos inconclusos y en lo más importante de todo, la disposición permanente a hacer el ridículo sin importarnos lo que la gente pensara.
Todo eso que lo convertía en una persona tan especial ya no está, se perdió en el camino y cuando nos volvimos a encontrar, nuestro amigo ya no era el mismo, era un desconocido, alguien con el que ya no podíamos compartir las cosas como antes, un espejismo de lo que fue una enorme hermandad. La Puya ha desaparecido y él mismo no esta interesado en que vuelva, sus razones son desconocidas, pero podríamos divagar desde que quiere olvidar su pasado, la llegada de la madurez o querer convertirse en otra persona.

Odiaríamos que su razón sea la madurez, sí llegará a ser así, defenzor quisiera jamás madurar, perder esos elementos que lo hacen único e inigualable, ni mejor ni peor que alguien, original y chévere (juas), un maldito desgraciado; Tarzán.


Esa noche del partido, se le rompió el pantalón igualito que cuando estaban en el colegio, defenzor no pudo evitar recordarlo y cuando quiso hacerle un comentario gracioso, no encontró a La Puya, solo pudo decirle lleno de nostalgia a su amigo: "Camilo, usted no cambia ¿no?"

PD: Las fotos, todas, son del archivo personal de defenzor