martes, agosto 11, 2020

Adiós José

La cuarentena ha sido un periodo increíble. Lejos de todos los escenarios alguna vez imaginados por defenzor, ahora él y su familia v(iv)en cómo el mundo se adapta a restricciones, cambios e incertidumbre.

Es el cumpleaños 37 de defenzor, pero no es el motivo por el cual se escribe una nueva entrada después de tanto tiempo. En esta ocasión queremos informar que a las 3 PM José se despidió de defenzorcita y salió de su vida para siempre.

¿Pero quién es José?

Todo inició empezando el mes de abril. defenzor robó una idea de Twitter, en la que se podía ver como interactuaban vecinos de apartamentos a través de carteles pegados en las ventanas. A partir de esa idea, inició una comunicación con un pequeño gato de la torre del frente.

Pasaron dos días y el gato respondió: Me llamo Wally.

Al quinto día, después de conocer varios detalles de la personalidad de Wally, apareció un aviso nuevo en el tercer piso, justo arriba de Wally. ¿Como se llama la niña?

Respuesta de defenzorcita

José se pasó a vivir al conjunto una semana antes del inicio de cuarentena. Su papá venía con la ilusión de trabajar en Uber y sus hermanas de continuar estudiando en la universidad. Llegaban de Neiva con muy pocas cosas, el trasteo venia unos días después. Debido al cierre de fronteras, este nunca llegó.
Para poder descansar en las noches les tocó comprar unos colchones inflables, la administración les prestó unas sillas y mesas del salón comunal para la sala, alguien más les prestó unas ollas y como cocinar, empezaron una nueva vida desde cero en plena cuarentena.

En 2019 defenzorcita se había cuestionado su falta de amigos del barrio, por lo cual junto a su padre habían desarrollado un par de actividades de integración en el barrio que dio resultados mediocres con 3 niños de conjuntos cercanos que conoció, pero no logró afianzar una amistad verdadera.

Pero con José, esta vez fue diferente. Afortunadamente muy diferente. 

Sus reuniones por la ventana se hicieron cada vez más periódicas, los temas que hablaban eran personales y auténticos, con el paso del tiempo se fueron conociendo el uno al otro a través de sus juegos, gritos y risas, sin lugar a duda despertaron la envidia del resto de adultos que allí estábamos encerrados, sin mayor contacto que el virtual, fue un aire de frescura presenciar que, a pesar de la distancia, la incertidumbre, la enfermedad y muertes, la posibilidad de interactuar socialmente y con confianza entre seres humanos es posible e inquebrantable.

Luego siguió el paso a la virtualidad y finalmente, se atrevieron a salir a la calle a jugar, correr, mojarse e intentar ser niños normales a pesar de todo lo que sucediera a su alrededor.

Una tarde en medio de un juego en el parque José le dijo a defenzor en secreto que en unos días se iban de la ciudad, la situación no daba para que su familia pudiera aguantar más, se lo iba a contar a defenzorcita.

Adiós José, gracias por tanto, te extrañaremos. 


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